lunes, 14 de abril de 2008


Esa mañana he bajado a la playa que está al lado del faro para darme un baño y me he encontrado con que el mar se había convertido en una explanada de llamas.

- ¿Qué ha pasado con el mar?
- Nada. Cada incierto tiempo en la isla el agua se convierte en fuego y el fuego en agua.
- Me estás tomando el pelo claro, ¿no será que se ha incendiado un petrolero en la costa?
- No, no. Mira.

Cogí una cerilla y la encendí. Y en efecto, en vez de la oportuna llama apareció un vete a saber qué de agua.

- ¿Y esto porqué pasa?
- Porque estás dormido y vuelves a soñar cosas absurdas.

Giré la cabeza para contestar al cormorán y sentí un golpe en plena cara. Al recuperar el sentido estaba en la cama y mi cabeza reposaba contra la mesilla. Cogí el zippo de ella, lo encendí y decidí que no era el mejor día para bajar a darme un baño en el mar.