miércoles, 26 de marzo de 2008


Ayer a eso de las ocho y media de la tarde en pleno proceso febril llamaron a la puerta de casa. Abrí y se me encontré con dos individuos vestidos con traje oscuro que se identificaron como los representantes de los agentes patógenos que invadían mi cuerpo.

- Buenas tardes, somos los representantes de los agentes patógenos que están invadiendo su cuerpo.

Como me puede siempre la educación a la prudencia, los dejé pasar mientras pensaba si eso era una alucinación o un suceso real.

- Queremos que usted rinda su cuerpo. Deje de tomar toda la medicación y le conquistaremos de manera indolora. Si se resiste, el proceso será largo y penoso para usted.

Me levanté con la excusa de beber un vaso de agua y llamé a mi médico.

- Si, los representantes de los agentes patógenos. Si, que quieren que me rinda.

¿Que me quede sentado y quieto en el sofá hasta que usted venga? De acuerdo.

Volví al salón y los representantes habían desaparecido. Pero se habían llevado mis medicinas y me habían dejado su tarjeta de visita.

lunes, 10 de marzo de 2008


Aún recuerdo cómo se amoldaban mis manos a los pliegues de tu piel, a las curvas de tu cuerpo, a sus cavidades.
Aún recuerdo como mi tacto te sacudía y hacía llegar a mí el olor almizclado de tu sexo.
Recuerdo tu pelo húmedo, recuerdo mis dedos perdiéndose en el, recuerdo el jabón, recuerdo tu cama.
Aún lo recuerdo todo. Por eso estoy aquí, lejos, en la isla.