martes, 27 de noviembre de 2007

"Ahora dice que se va a casar".



Ahora dice que se va a casar. Y me llama por teléfono para contármelo.
-Me caso.
-¿Contra quién?.
-Eres gilipollas.

Probablemente sea gilipollas pero aquí estoy, resistiendo contra la institución del matrimonio, como el último mohicano. De momento.


P.S.: Mañana hablaré del amor.

lunes, 19 de noviembre de 2007

"Estrella Polar" (Pereza).


Nunca hubo sitio para los dos.

lunes, 12 de noviembre de 2007



Creo que uno nunca debería contar nada, que no es conveniente mostrarse a otro porque poco a poco la confianza se va disolviendo hasta minimizarse, y es entonces cuando nuestra posición queda si no en entredicho, si abiertamente vulnerable.

Recuerdo la que fié en el que creía mi mejor amigo, al cual perdí así como todas nuestras charlas delante de innumerables absentas, las que deposité en dos o tres amantes a la postre despechadas, las que todos los demás creyeron que yo entregaba cuando se confundía lo que era mero afecto con amistad.

Luego están aquellos que ve a saber por qué confiaron en mi cuando nunca debieron hacerlo. No me considero una persona de la que te puedas fiar porque tengo la querencia a acabar aburriéndome de la gente y a distanciarme, o a mostrarle sus carencias de manera abierta lo cual no suele ser recomendable en los que me usan con la excusa de la confianza para exorcizar sus miserias sin querer encontrar una solución.

Puede ser que por mi natural desconfianza hacia las personas me viniera a la isla y solo me comunique con un cormorán.

viernes, 9 de noviembre de 2007

martes, 6 de noviembre de 2007

"Sudoku"

Que si, que los que pasean habitualmente por el Jardín ya leyeron esto en noviembre de 2.005, pero ahora lo traigo aquí porque no me apetecía andar escribiendo nada nuevo. Si, estoy vago.


El otro día intenté resolver un sudoku. La primera vez que oí el palabro pensé que era una enfermedad de naturaleza desconocida:

- "Me he cogido un sudoku que me va a tener en cama toda la semana" o bien,
- "Fulano está ingresado, tiene sudoku".


No me dirán que no suena más a dolencia que a pasatiempo.

De todas maneras, sea enfermedad o divertimento, las consecuencias son idénticas. A la media hora de bregar con el jueguecito acabé con un dolor de cabeza tal que parecía que me había cogido un sudoku de los gordos.

Moraleja: Desconfiemos de los pasatiempos insólitos y de la industria farmacéutica.