lunes, 8 de octubre de 2007


Releía el otro día la historia de Jonás y la ballena y decidí lanzarme al mar en su busca.

- Buenas tardes, ¿es usted la ballena de Jonás?
- La misma.
- Pues ahorrémonos trámites y proceda.


Una vez dentro, aquello era acogedor pero poco iluminado, pensé en si me echarían de menos mis compañeros, mis amigos, mi familia, la poca gente que me lee…

No se si fui más valiente pidiéndole a la ballena que me tragara o pidiéndole que me devolviera a la isla.

1 comentario:

gatina dijo...

Enfrentarse siempre suele ser lo más valiente, aunque a veces escapar, salirse del camino marcado, es lo que más cuesta...