jueves, 18 de octubre de 2007

Azul reproche.


Salgo todavía con los oídos taponados por el ruido, los ojos enrojecidos por el humo, los sentidos abotargados por tanto gintonic. Veo la noche azulear, el sol desperezarse con ganas de atraparme, las miradas de las farolas, de las papeleras: crápula, depravado, perdido, golfo… y ese azul de la noche/mañana, ese constante azul reproche que me martillea: otra vez llegas tarde, otra vez es temprano.

3 comentarios:

Recomenzar dijo...

Nunca es tarde para llegar temprano
besos

Polux dijo...

que bien!
ojalá y las cosas fueran así.

me gustó pasar por aca.

saludos!

gatina dijo...

Recoger el periódico y el pan de camino a casa y desayunar antes de acostarse...
(lo peor es si papá/mamá/novio/a, etc. desayunan contigo para irse al trabajo o a hacer algo productivo, horror!!!)