
Ayer a eso de las ocho y media de la tarde en pleno proceso febril llamaron a la puerta de casa. Abrí y se me encontré con dos individuos vestidos con traje oscuro que se identificaron como los representantes de los agentes patógenos que invadían mi cuerpo.
- Buenas tardes, somos los representantes de los agentes patógenos que están invadiendo su cuerpo.
Como me puede siempre la educación a la prudencia, los dejé pasar mientras pensaba si eso era una alucinación o un suceso real.
- Queremos que usted rinda su cuerpo. Deje de tomar toda la medicación y le conquistaremos de manera indolora. Si se resiste, el proceso será largo y penoso para usted.
Me levanté con la excusa de beber un vaso de agua y llamé a mi médico.
- Si, los representantes de los agentes patógenos. Si, que quieren que me rinda.
¿Que me quede sentado y quieto en el sofá hasta que usted venga? De acuerdo.
Volví al salón y los representantes habían desaparecido. Pero se habían llevado mis medicinas y me habían dejado su tarjeta de visita.