Cuando la vi, mi otro yo ya se había levantado dirigiéndose a ella, robando un tulipán de la mesa de al lado, entregándoselo diciéndole una serie de palabras melosas que a ella le hicieron ruborizarse y sonreir.
Viéndome a mi mismo protagonizar semejante escena, decidí seguir sentado, seguir mirándola y ver como se comía a mi otro yo con guarnición de tulipán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario